El día que tú naciste

Mi reflexión de hoy pretende poner palabras y darle importancia a la fiesta del día de nacimiento, para que cada familia pueda dar su propio sentido y hacer celebraciones conscientes y coherentes con sus valores de vida.

Tengo la sensación de que las fiestas infantiles han ido convirtiéndose en una competición de los adultos por ser los mejores o por demostrar que tienes un status determinado o por sentir que eres como los demás.

Para mí el día del cumpleaños no es un día de fiesta cualquiera y el objetivo de celebrar va más allá de divertirse. Se celebra la vida. Se celebra el recuerdo del día que tú naciste. El día que te hiciste visible y que tu familia se hizo visible para ti.

Un momento para ser conscientes del paso del tiempo y para ser protagonistas de nuestras vidas.

Durante la primera infancia no guardamos recuerdos de manera consciente. Nuestra memoria es emocional, inconsciente y no verbal y por tanto queda en un cajoncito sin palabras. Con sensaciones y emociones, pero sin palabras. Todo lo que sabemos de nuestros primeros años es porque nos lo han contado o quizá porque lo hemos imaginado.

El día del cumpleaños es un momento ideal para narrar. Poner palabras a los recuerdos de ese cajoncito y crear recuerdos conscientes, con significado, que nos ayuden a dar sentido a nuestra vida y a tener un mapa de lo que ha sido, de lo que es y de lo que queremos que sea.

El ritual de cumpleaños está lleno de momentos con sentido, cada parte tiene un significado, aunque algunos se han ido quedando en una cajita sin palabras. Con el paso del tiempo se han mantenido por tradición algunos ritos, pero se les ha borrado el significado, simplemente repetimos. Hacemos cosas sin saber para qué las hacemos. Y eso nos resta libertad porque no estamos eligiendo.

He estado en algunas fiestas dentro de lugares oscuros, con ambiente de noche, luces de discoteca, paredes fosforitas, donde se salta y se juega con una música estridente de fondo, tan alta que apenas puedes escuchar a la persona de tu lado.

Parques de bolas o locales con zonas de juego, piscinas de bolas, toboganes, colchonetas pero donde se suele olvidar la parte de recogimiento, conexión y juego social, un lugar tranquilo donde parar y compartir con otras personas para compensar esos momentos de energía y activación. También hay música de fondo, en el mejor de los casos solo música y en el peor,música con vídeos. Digo peor porque normalmente estos vídeos y esta música tiene mucho de moda pero cero de relación con infancia. Suele ser música para adultos que los niños conocen y repiten como loritos incluso cuándo habla de temas para los que todavía no pueden encontrar sentido.

Se paga un precio fijo por el regalo, una especie de cuota, para aportar a la fiesta, igual que hacemos con las bodas. Preguntas cuánto sale el cubierto y haces cuentas para dar eso y un poco más y que la boda sea «rentable». Resulta que en los cumples se está haciendo igual. Pagas un precio por el lugar donde se celebra independientemente del regalo, en algunos casos se encarga la familia del cumpleañero y los amigos saben lo que es al mismo tiempo que el del cumple. A veces se junta una cantidad enorme de dinero y se compran regalos, regalos y más regalos para completar el saldo…

Ni rastro de los niños/as que deberían ser protagonistas.

La inmediatez, la rapidez y el resultado. Esto es lo que yo veo. Perdiendo la oportunidad de vivir el proceso, la lentitud de las cosas, la preparación, el pensar en los detalles, celebrar para los demás… ser anfitrión de tu día, en lugar de dejarte llevar de un lado a otro.

En general veo que las madres (porque casi siempre somos nosotras) se encargan de invitar a través de los grupos de madres donde la infancia queda fuera. Algo grupal, de adultos para adultos, sin incluir a la infancia. No es una invitación personal de niño a niño.

He visto algún cumple con invitados por obligación y niños no invitados por presión… supongo que me entendéis. Al final es más importante quedar bien delante de otros adultos que darle la oportunidad de elegir la fiesta que el protagonista quiere tener.

Las últimas celebraciones que he asistido como madre, han sido en lugares como parques de bolas o locales de ocio para dar saltos como locos. Económicamente implican una inversión elevada por niño. Muchos invitados y un ambiente muy estresante, música alta, luces estridentes, mucho movimiento, monitores que dirigen todo el tiempo y poca interacción entre niños y niñas. Los adultos se suelen quedar fuera del recinto, tomando alguna bebida y hablando entre ellos mientras los niños están dentro. Finaliza la tarde con una merienda (poco saludable y muy azucarada) de la que mucha parte acaba en la basura. Entrega de regalos en un trono con todos los adultos a 5 metros con los móviles haciendo fotos y vídeos del momento… el niño del cumpleaños abre todos los regalos con gritos y cuenta atrás, los amontona rápidamente para seguir abriendo más y no se entera de lo que le han dado ni quien se lo ha dado. A la salida algún adulto les entrega una bolsa de caramelos y finaliza el cumple.

Lugares donde las familias no pueden pasar, suele haber una línea roja en la que tienes que frenar y dejar a la infancia en manos de monitores o en sus propias manos. Hasta que surge algún conflicto y en el caso de los monitores se gestiona como se puede y como no pueden pasar , los padres gritan desde la barrera esperando a que los pequeños dejen de pegarse, salgan del lugar o resuelvan el conflicto por sí solos. Algo que no es posible por maduración y por activación de sus sistemas nerviosos que están con una energía desbordada.

Todo muy rápido, muy alto, con mucho ruido y poca presencia. Muchos cumpleaños juntos para dar rentabilidad al local o turnos con horarios ajustados que implican ir acelerados de un lado a otro.

Consumismo a tope y poca conexión.

Nosotros tenemos claro que el día de cumpleaños sea celebrar vida y agradecer personas con las que compartimos esa vida. Eso implica poder tener momentos de relación, sin prisa, sin dirigir, sin separar… con esas condiciones cada uno elige cómo, un parque al aire libre o nuestra casa han sido de momento las propuestas.

Nuestra casa como lugar de acogida, de diversión y de conexión. Puertas abiertas sin horarios, para poder mirarnos a los ojos, elegir juegos y sostener emociones si es necesario. Familias son bienvenidas y también es un momento de crear tribu, de conocernos, de saber un poco más los unos de los otros. Un amigo mío me dijo hace poco que se está perdiendo la casa como lugar de encuentro. Quizá estamos más preocupados en lo que ven los demás, quizá necesitemos no limpiar o que la casa esté limpia… pero la realidad es que cada vez menos las casas son lugar de encuentro.

El día que tú naciste es un día único, especial que debería servir para recordarte que has venido a esta vida como regalo como PRESENTE. No para ser algo, sino porque ya eres algo.

LOS RITUALES.

SEMBRAR RECUERDOS PREVIOS A SU LLEGADA.

Es un momento ideal para hablar de su espera, de cómo fue el momento en que supimos que en unos meses seríamos una persona más en la familia.

Ver fotos del proceso, de los diferentes meses, los momentos de risa, de miedo, de duda…

Resolver sus preguntas sobre la familia, el amor, el embarazo o la adopción.

Crear momentos específicos con fotos, vídeos o recuerdos de esos momentos.

Es espera, es conexión, es vínculo y son recuerdos que se grabarán en su consciente.

Hay un cuento Waldorf que narra la historia de dos ángeles. El más pequeño está jugando en el cielo con una pelota dorada que le ha regalado el ángel grande. La pelota cae en una nube y al cogerla se hace un agujerito por el que puede ver la tierra. Ve a una familia con niños que van a tener un bebé y están llenos de alegría. Quiere conocerlos. El ángel grande primero le lleva a recoger dones por todas las estrellas. Hacen un viaje en el que se llena de virtudes y fortalezas. Después se abre la puerta del arcoíris que le lleva de camino a la que será su casa. Le acompaña una luz que le ilumina en el momento en que llega allí y en ese instante le nombran y le cogen en sus brazos.

Me parece una manera preciosa de narrar la llegada a esta vida. Y hacer visible que nos han elegido como familia. Tú eres la familia perfecta para ese niño/a y ese niño/a ha sido enviado para ti.

El día que tú naciste, hubo luz. Hubo alegría. Vienes a traer virtudes, dones de las estrellas que vamos reconociendo día a día, año tras año.

No debería faltar un ritual de agradecimiento por lo que eres por lo que aportas por lo que significas en el día a día. El regalo eres tú.

Una carta, unas estrellas con las virtudes que vemos y algunas vacías para que se completen en el año que empieza.

Hace tiempo un niño con el que compartí tiempo me dijo: «tengo la sensación de que según voy creciendo mi madre me quiere menos» se le llenaban los ojos de lágrimas y a mí se me encogía el corazón porque yo sabía que su madre le quería y mucho, pero quizá estaba dando por hecho que su hijo lo sabía y se le estaba olvidado decírselo.

El día de cumpleaños es una oportunidad para PARAR y decir TE QUIERO eres importante, eres único, eres especial. Escribir una carta, envolver el regalo con palabras tuyas que le digan que le quieres. Un día al año para volcar todo lo que las prisas se llevan por delante en el día a día.

LA CORONA Y LA CAPA.

¿has pensado alguna vez por qué se suele usar corona?

Yo creía que era porque ese día puedes ser rey y decidir cosas que normalmente no puedes, como la comida, el desayuno o algo así.

Sin embargo, tienen un significado con mucha transcendencia. Significan que tú eres el rey de tu propio reino. Que tienes un reino dentro, con luz propia sobre la que solo tú reinas. Tus decisiones, tus miedos, tus alegrías son parte de ese reino.

En Waldorf la capa tiene un sentido especial pues por cada año se añade un objeto cosido, un símbolo elegido en representación de algo importante en ese año. Se cose y se van sumando objetos año a año. Es bonito ver las capas con 10 objetos distintos y recordar lo que cada año elegiste y por qué, es una manera visual de ver el paso del tiempo, los cambios, el crecimiento…

En Montessori se hace el ritual de girar alrededor del sol, una vuelta por cada año que cumples símbolo del tiempo que tarda la tierra en girar alrededor del sol y manera muy visual de plasmar el paso del tiempo. Mientras giras se van narrando momentos importantes y recuerdos de cada año con fotos, o con recuerdos y anécdotas.

Es un momento maravilloso para hacer resumen de los momentos vividos a lo largo del tiempo, sentimientos, recuerdos días señalados en las memorias que al recordarlos y narrarlos se graben a fuego en el consciente y no se pierdan. Se hace en grupo, con las personas importantes en círculo, símbolo de tribu, de comunidad.

LA FIESTA.

La primera parada es pensar en quién quieres que esté contigo ese día. Porque la realidad es que tienes amigos importantes, amigos menos importante y compañeros/as. Todas las personas no son igual de importantes en tu vida. Y eso es elegir.

Dice la pedagogía Waldorf que lo ideal es que el número de invitados en la fiesta de un niño no supere el número de años que cumple ese niño. ¿para qué? Para poder conectar con cada uno sin que eso suponga un estrés excesivo para el cerebro.

Para poder aprender lo que implica ser anfitrión, para poder dar un sentido a lo que pasa ese día con cada persona.

Lo importante de las relaciones personas es la calidad de esas relaciones. El tiempo que pasas con cada persona y la calidad del tiempo con esa persona.

El elemento principal de conexión es la cara. Los ojos y la boca. Es decir, que para conectar (para sentirnos vistos) necesitamos mirarnos y escucharnos. Esa es la calidad en el lenguaje de nuestro sistema nervioso. No es el hacer sino el ser.

Los invitados a una fiesta son elección del protagonista de esa fiesta. Los adultos no deberíamos entrar a valorar o a proponer. Tampoco a obligar por compromiso que haya compañeros/as. Elegir es un aprendizaje, requiere poner en marcha habilidades de toma de decisiones. Vivir que cada decisión implica un camino y poder vivenciar hacia dónde te lleva el tuyo. También con sus errores. Es un entrenamiento para la vida.

Comunicar a quién has elegido y a quién esta vez no has elegido, poder dar tus explicaciones con cuidado, con cariño. Sabiendo que estás eligiendo como derecho. Nada tiene que ver con rechazar sino con elegir por afinidad, por circunstancias, por momentos concretos.

Invitar a toda la clase o juntar 3 clases para celebrar el día de tu nacimiento no es una propuesta de conexión, de pertenencia o de sentirte importante. Es más, una propuesta por compromiso, que proviene de una necesidad adulta.

Los invitados simbolizan una parte esencial de nuestra biología, la necesidad de estar en grupo. No somos sin otros. El ser humano necesita personas con las que crecer, compartir, jugar… los invitados a las fiestas infantiles son el pilar fundamental para aprender a ser humano.

Como anfitrión de la fiesta tienes la oportunidad de poder cuidar, de poder hacer sentir importantes, vistos, únicos y especiales a aquellos que vienen a compartir contigo. Les estás diciendo que son elegidos y los has elegido por alguna razón concreta.

Salir a saludar, preparar los detalles de la fiesta pensando en cada persona, tener en cuenta las condiciones de cada uno, lo que les gusta, lo que podemos evitar para que se sientan bien… todo este proceso es aprendizaje y es muy valioso para las relaciones sociales.

EL PROCESO

Pensar en el menú, en las personas que vendrán, los alimentos que les gustan o los que no pueden tomar. Cuidando lo que comemos como símbolo de amor a nosotros mismos y a los demás.

Escucho mucho eso de “un día es un día” como justificación para comer miles de cosas llenas de azúcar y vacías de alimento.

Si lo pensamos el mensaje es bastante incoherente. Nos tenemos que cuidar y querer cada día.

Y es posible y compatible hacer una fiesta con alimentos ricos que además nos cuiden por dentro y sumen para nuestra salud.

También es un momento para enseñar a cuidar de los demás. Tener en cuenta a todas las personas, saber qué les gusta, qué cosas no pueden comer por alergias o por otros motivos y hacer un menú donde todas las personas estén incluidas.

Buscar las recetas

Ir a comprar los ingredientes.

Preparar las recetas

Son 3 pasos que podemos hacer juntos y que implican aprendizaje. El paso del tiempo, la necesidad de planificar, el proceso de elaborar y preparar.

Aquí también podemos incluir la decoración, elementos y personajes que quiere que estén presentes, fotos de sus primeros años…

Cuánto más pequeños más sencillo, porque así pueden procesar y sentirse parte sin estrés. Cuándo hay demasiados estímulos el cerebro se sobrecarga. Aparece el enfado (las llamadas “rabietas”) como señal para avisarnos de que se sienten sobrepasados y que todavía no tiene capacidad para regular tanta información.

LAS CANCIONES

Cantar nos conecta y además nos ayuda a regular nuestro sistema nervioso autónomo, lo ha demostrado S. Porges en su teoría polivagal.

Si además cantamos en grupo, se une la regulación de la respiración a la conexión social, los 2 ingredientes más importantes para estar en un estado de calma, conexión con los demás, donde surgen las emociones de alegría, bienestar y donde es posible escuchar, ver a los demás entender al otro, jugar…etc. En este estado nos sentimos seguros internamente y podemos estar relajados y disfrutar del grupo.

Por eso cantar genera bienestar y une como personas.

Las canciones no pueden faltar en las fiestas porque ayudan a conectar, a crear vínculos y a generar un clima de bienestar y alegría.

Cantar no es tener la música de fondo a tope.  Porque esto en lugar de generar conexión puede generar lo contrario.  Música de fondo más personas hablando generan ambientes de mucho estrés auditivo. No invita a la calma sino a la movilización, estamos en alerta porque tenemos que estar atentos a las posibles señales de amenaza. Nuestro cerebro y no está en calma y un pequeño estímulo le puede hacer saltar. En este estado de alerta y activación hay mucha energía y nos cuesta ver al otro.

Por eso, es importante que haya momentos concretos para cantar en grupo, juntos. Guitarras, instrumentos o con el cuerpo. Cantar canciones conocidas, cuidando que sean para la infancia.

LA TARTA

La tarta simboliza Comunidad. Somos un todo, cada parte, cada porción, es importante y única.

Cuándo se reparte una porción a cada persona les estás dando el mensaje de que forma parte de tu comunidad.

Si la tarta es redonda simboliza que todos somos iguales, no hay principio ni fin.

Las velas además de simbolizar los años, el paso del tiempo, simbolizan la luz de cada persona, por eso suelen estar en el centro. Ese día tú eres el importante porque recordamos la luz que viniste a traer al grupo, a la comunidad.

LOS REGALOS

Este es otro tema que creo que se nos va de las manos a menudo. Encontrar el equilibrio nos cuesta. Porque asociamos tener cosas con ser felices.

El regalo es un momento para que la comunidad le traslade un mensaje al cumpleañero. «te vemos, hemos pensado en ti y te damos un presente para que este momento nos una.

Es un gracias por ser parte de mi vida.

Gracias por formar parte de mi día a día.

Gracias por haberme elegido para ser parte de tu vida.

El regalo simboliza agradecimiento. El regalo del día del nacimiento es haber nacido. Y cada año la familia lo recuerda regalando. Gracias por elegirnos como familia, gracias por compartir este año de nuestras vidas.

Cuando compramos los regalos también es un proceso de aprendizaje donde la infancia aprende habilidades, pensar en la otra persona, tener claro qué le gusta y elegir algo pensando en ella.

Cuándo somos un grupo para comprar un regalo debería ser ventaja y servir para poder comprar algo que le guste y entre todas las personas aportar. Pero siempre con la infancia en el centro, haciéndoles sentir parte, contándoles el proceso, dejando que elijan alguna propuesta o que den alguna idea para su amigo/a.

He estado en grupos de cumpleaños donde se da dinero a los padres y estos se encargan del regalo. Los niños no saben lo que le regalan a su amigo. Y así creo que nos perdemos oportunidades porque mostramos el regalo como consumo y regalar va mucho más allá.

LAS PIÑATAS

Dicen que tienen su origen en China, para celebrar la llegada del nuevo año chino. El ritual se trasladó a Italia y a México como idea para festejar y desear suerte.

A mí personalmente no me gustan nada. Primero porque creo que para la convivencia de grupo (grupo de amigos, grupo de familia…) no son constructivas. Al romper las cuerdas el cerebro se pone en modo supervivencia y puede pisar cabezas para coger el máximo número de dulces. Se ven niños con las manos llenas d cosas que no les caben y otros que se han quedado bloqueados y no han podido coger nada. No genera diversión sino movilización hacia la lucha por conseguir o la huida para salir de ahí.

No entiendo el objetivo la verdad. Es mi opinión personal.

He visto también en los cumpleaños que al final se reparten unas piñatas, bolsas llenas de dulces para cada niño. Tampoco entiendo el objetivo. Supongo que es para agradecer tu presencia en la fiesta pero me parece de nuevo que al recurrir al azúcar para agradecer se nos está olvidando cuidar.

He visto también bolsitas con algún juguete.

Para mí la pregunta sería ¿para qué quiero repartir algo?

Si la respuesta es agradecer o entregar un símbolo de mi amistad hacia esas personas la siguiente pregunta sería

¿Qué objetivo puede servir para simbolizar ese mensaje?

Y con esa respuesta buscar juntos ese objeto. De nuevo proceso, espera, consciencia…

Y que el momento de entrega sea de conexión. De despedida.

Uno a uno en la puerta agradeciendo que hayan venido o haciendo un círculo, dando las gracias, cantando alguna canción de despedida, alguna rima o cuento y entregando los objetos a cada invitado explicando qué simbolizan.

Podríamos trasladar todo lo que he escrito a las aulas perfectamente.

¿Cómo es el ritual del aula para celebrar el día que una persona nació? ¿se aprovecha para decir sus virtudes en relación con el grupo? ¿tenemos algún ritual para hacerle sentir único? ¿cuidamos lo que se come como símbolo de cuidado de grupo también? ¿están todas las personas incluidas? ¿hay algún regalo que simbolice agradecimiento? ¿tenemos un momento de parar y pensar en el proceso para sentirnos parte?

Y hasta aquí mi reflexión de cumpleaños.

Espero vuestros comentarios y reflexiones.

Un abrazo

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